Vale el trago
Si ustedes me permiten, mis amigos,
quisiera aprovechar ahora que estamos,
gracias a Dios,reunidos y en confianza
para decirles algo.
Algo que llevo aquí metido adentro,
algo que cada vez que nos juntamos
quiere salir, hacerse voz y siempre sea por H o por V, siempre me callo.
A lo mejor a ustedes les sucede algo así como a mi,
de vez en cuando me pregunto, de donde salen estas ganas de vernos y encontrarnos,
esta necesidad de inventar fechas para una guitarreada y un asado,
con tal de pasar juntos unas horas,
mintiendo al truco, riendo, conversando
y si es posible casi siempre para llegar al sapucay, emocionado,
ni bien un chamamé retoza y manda a celebrar lo que somos: desterrados.
Yo me digo, será la patria chica,
o es esa patria grande que llevamos bajo la piel,
como una herencia gaucha, y hace añares que sueña rejuntarnos.
Será la tierra, el pago que nos tira,
hay días que uno va y prende la radio, y escucha un nombre,
una canción y sobra para sentir que somos desterrados.
Se nos va la memoria y la seguimos con un silbido triste,
o tarareando, y nos duele otra vez la despedida,
y nos vuelve a desangrar el desarraigo,
unos queriendo y otros sin quererlo,
por estudiar o en busca de trabajo,
engrosamos la inmensa caravana de hermanos peregrinos
y aquí estamos,
(hoy podemos decir como alguien dijo, que la tierra de uno,
cuna y pago es igual que la madre, se valora después q se la pierde,
y entonces la extrañamos)
y entonces nos volvemos nostalgiosos
y el corazón estalla si por ahí escuchamos
Itatí, Yapeyú, Iberá, chamigo,
sentimos que nos llaman y nos vamos
y es que no son palabras, son raíces: Itatí nuestra madre y su santuario;
Yapeyú, capital musical de las misiones, cuna del padre de la patria, nuestro santo;
Iberá nuestro mar, verde leyenda cuyo misterio azul nos reservamos;
y chamigo, un decir, que te asegura nuestro modo de ser sencillo y franco,
por si alguien pide mas o como estilan allá en el taragüí, quiere probarnos,
que pongan un chamamé, y sea donde sea, no podemos negar y lo gritamos,
como entonces no vamos a sentirnos orgullosos y estar mas que obligados
a hacer que nuestros hijos mamen, todos, esta riqueza de alma, este legado.
Ahora bien, mis amigos, yo pregunto,
que va a pasar con esto dentro de unos años,
con esto que nos junta y nos alegra, con esto que trajimos y aun llevamos,
porque me anda rondando otra pregunta,
Este año 2000 ¿servirá de algo a los hijos que tengan nuestros hijos,
esto tan lindo que hemos heredado?
¿Qué tendrán en sus almas nuestros nietos, que los una a la tierra que añoramos?
¿Tendrán la fe que identifica y une?
¿Ésta fe en Dios, la Virgen y los Santos?
¿Y esta conciencia de que somos todos y seguiremos siendo siempre hermanos,
y esta alegría de saberse útil y estar siempre dispuesto a dar la mano?
¿Tendrán la frente alta y en sus pechos la paz que da el vivir de su trabajo
y esa honradez de fierro a toda prueba que prefiere ser pobre pero honrado?
Qué ancianidad la nuestra si así fuera, que descanso feliz nuestro descanso,
con una juventud celeste y blanca, y nieta nuestra capaz de abrirse paso,
campeona de la paz,
novia del mundo,
hermosa juventud de sueños altos,
carne de nuestra carne, antigua y nueva, que ha de hermanar los hombres con los astros,
voy a brindar, si ustedes me permiten, con el recuerdo en los antepasados,
por los hijos de esos nuestros hijos, y por su mundo nuevo que esperamos,
brindo por los que ya no están, pero estuvieron,
brindo por los que han de llegar y están llegando, y brindo por esta amistad
tan correntina, que mas que un fuerte aplauso, vale el trago!
Poema de Julián Zini
Por la Patagonia mas de 20 años..y escuchar este poema me estruja el alma chamigos..es por eso que cuando voy a Yapeyu Corrientes me encierro en un monte sobre el Río Uruguay y ahí le abro el pecho en Sapukay..
ResponderEliminarguuuuiiiiibbbbbuuuuuuuuuyyyyyyyy
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