Como me gustaría regalarle a mi Argentina amada
el verdadero canto de Corrientes
el de su dignidad menospreciada.
Como me gustaría que la gente, la bien intencionada
que ni sospecha lo que somos
viera el corazón de nuestra paisanada
porque mi gente guarda el canto
adentro de su alma ensimismada
y aunque le baste y sobre una acordeona
para lucirlo en la musiqueada
no canta casi,
porque le es más fácil expresarse en el baile,
sin palabras...
Total ya sabe bien los cuatro rumbos
por donde agarra el canto de su alma:
la mujer madre, novia o compañera,
la patria chica amada,
la fe en Dios y la Virgen y los Santos
y esa su dignidad, que es todo o nada.
Y pensar que todavía hay gente en otros lados, ya mal acostumbrada
que se ríe a costillas de nosotros, que nos usa y nos pide payasadas.
Primero nos podaron el idioma porque éramos indiada,
y hablar el guaraní fue y es pecado
porque es cosa de menchos, guarangada.
Después vino la moda y procuraron quitarnos esa traza,
esta forma de ser de antigua hombría
que tenemos de bota o de alpargata.
No nos pidan entonces mucha labia con la lengua arrancada...
primero fue el silencio, luego el grito
y si Dios quiere pronto la palabra.
Ellos vienen con todo y son de afuera
y aunque su propaganda nos hiera el alma y nos profane todo
no han de lograr coparnos la parada
porque la sangre manda
y por la sangre nos crece el chamamé de la esperanza
prendido a un sapucay que es un saludo
a un tiempo nuevo que ya se abre cancha.
No saben que el antiguo tronco hachado hoy vuelve en si,
vuelve a latir su sabia
y se pone de pie, brota y florece
y se llena de música y palabras.
No saben que Corrientes cuando canta
su canto es puñalada que con el vino se hace un tajo inmenso
en las verijas de la madrugada.
Y es que mi gente se desata y tiempla
cordeonas verduleras, guitarras encintadas
relincha un potro en el confín paguero
y una calandria, una calandria anuncia la alborada...
Letra: Julián Zini
el verdadero canto de Corrientes
el de su dignidad menospreciada.
Como me gustaría que la gente, la bien intencionada
que ni sospecha lo que somos
viera el corazón de nuestra paisanada
porque mi gente guarda el canto
adentro de su alma ensimismada
y aunque le baste y sobre una acordeona
para lucirlo en la musiqueada
no canta casi,
porque le es más fácil expresarse en el baile,
sin palabras...
Total ya sabe bien los cuatro rumbos
por donde agarra el canto de su alma:
la mujer madre, novia o compañera,
la patria chica amada,
la fe en Dios y la Virgen y los Santos
y esa su dignidad, que es todo o nada.
Y pensar que todavía hay gente en otros lados, ya mal acostumbrada
que se ríe a costillas de nosotros, que nos usa y nos pide payasadas.
Primero nos podaron el idioma porque éramos indiada,
y hablar el guaraní fue y es pecado
porque es cosa de menchos, guarangada.
Después vino la moda y procuraron quitarnos esa traza,
esta forma de ser de antigua hombría
que tenemos de bota o de alpargata.
No nos pidan entonces mucha labia con la lengua arrancada...
primero fue el silencio, luego el grito
y si Dios quiere pronto la palabra.
Ellos vienen con todo y son de afuera
y aunque su propaganda nos hiera el alma y nos profane todo
no han de lograr coparnos la parada
porque la sangre manda
y por la sangre nos crece el chamamé de la esperanza
prendido a un sapucay que es un saludo
a un tiempo nuevo que ya se abre cancha.
No saben que el antiguo tronco hachado hoy vuelve en si,
vuelve a latir su sabia
y se pone de pie, brota y florece
y se llena de música y palabras.
No saben que Corrientes cuando canta
su canto es puñalada que con el vino se hace un tajo inmenso
en las verijas de la madrugada.
Y es que mi gente se desata y tiempla
cordeonas verduleras, guitarras encintadas
relincha un potro en el confín paguero
y una calandria, una calandria anuncia la alborada...
Letra: Julián Zini
Fondo musical: Ajha Potama (Fernández Rudaz) y La Calandria (Isaco Abitbol)
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