miércoles, 19 de diciembre de 2012

Julián Zini y Neike Chamigo - La Cruz Gil (recitado)

Como quien sale hacia el norte
y tira al oeste y se va,
a un poco más de una legua
de Mercedes, allí está:
parece una llamarada
quemando el espinillar;
¡las velas queman abajo
las banderas al flamear!

Viejo cruce de caminos
juntito a un algarrobal;
cuentan que un 8 de enero,
después de un San Baltazar
de lo de Zía María,
la partida policial
lo sorprendió y lo detuvo
mientras se puso a sestear.

Aunque estaba acompañado
nada pudo y se entregó;
mataron a trabucazos
a los otros que eran dos,
y a él, pues tenía sentencia
por gauchillo y desertor,
lo colgaron de los pies
y un indio lo degolló.

Cuando volvió la partida
cumplida la comisión,
se comprobó su inocencia
y la gente se enteró
por los mismos matadores
de todo lo que pasó
y de la cruz de espinillo
que allí clavada quedó.

La cruz que tanto jaleo
vino a suscitar después
cuando el dueño del lugar
barrió con todo
allí fue que se quedó medio loco
y le empezó a suceder
una collera de cosas
que son para no creer.

Desde entonces los viajeros
le dejan algo al pasar:
plata, velas o cigarros,
que uno los puede ocupar
con tal que rece al llevarlos
por el difunto, nomás.

No vaya a cruzar de largo:
chaque, le puede ir mal;
si con rezar un Bendito,
no pierde, y ha de ganar.

Los promeseros le dejan
para pagarle un favor
en mástiles de tacuara
banderas de su color,
casi todas coloradas,
y agradeciéndole a Dios,
se destiñen en el viento,
bajo la lluvia y el sol.

Cruces de fierro forjado
también le suelen llevar,
y hay promesas que se pagan
con un baile en el lugar:
¡por eso,
por eso algunos domingos
de cordión y mbaracá,
resucita la Bailanta,
y es ese,
y es ese un milagro más!


Letra y música: J. Zini - Félix Ramón Base

No hay comentarios:

Publicar un comentario