Subido a las torres de piedra rosada
que tu fe cristiana supo levantar,
como como cuando chico tiendo la mirada
buscando tu norte y empiezo a soñar...
Por los ojos altos de tu Madre-Patria,
te adivino tiempos de justicia y paz...
será porque en tu alma sesquicentenaria
brillan los espejos del Viejo Iberá.
Que el alma celeste de tu gran Laguna
se abra hacia el futuro en fragante irupé
y en la cama verde de sus embalsados
fecunde tu sueño el Yasy-Yateré...
Que al mosquiterío de tus malezales
se lo lleve un viento de prosperidad
para que en el taipa de tus arrozales
se embolsen sudores que se han vuelto pan...
Que el copete rojo de los cardenales
prenda fuego al monte de tus ñandubay
y el sol guarnecido en tu leña campana
entibie los julios de tu ancianidad.
Que el vellón precioso que anda en tus majadas
nos regale siempre un cordero pascual,
mientras se escarmena, se hila y se ovilla
la sabiduría de tu gente avá.
Que entre tanta hacienda que embarcan tus menchos
no se vaya nunca ese "Toro Ñaró"
que anda en tus asados y en patios de orilla
saca polvareda si hay un acordeón.
Que el genio festivo que baila en tu sangre,
el que chacotea en la comparación,
relate en "compuestos" cada sucedido
y escriba la historia de nuestra emoción;
pues necesitamos saber lo que fuimos
y hallarle a la vida su precio y sabor;
solo si sabemos de dónde venimos
seremos capaces de andar sin tutor.
Que ese temple gaucho de tu hombre de campo
que es garra, coraje, trabajo, honradez,
sobe tu esperanza que estudia y progresa
y trence tu esfuerzo con ganas de ser.
Que tu artesanía de hierro forjado
que guarda entre rejas tu faz colonial,
no encierre a tu gente en lo que fue el pasado,
aunque la defienda de la novedad.
Que tu sentimiento religioso de antes
se retorne y haga la comunidad
de fe, de esperanza y servicio fraterno,
para cada barrio y paraje rural.
Que las cuatro rutas que te estironean
con sus cuatro rumbos que duelen en cruz,
te acerquen el pulso caliente del mundo
mientras se reparten tu mansa quietud.
Que el silencio quieto de tus pedregales
se vuelva cantera, camino, hormigón...
y en las toneladas de tu piedra mora
se agarre el cimiento de un tiempo mejor...
Así mi Mercedes, te nombro y te canto;
así correntino, a lo Castelán,
le ofrendo a tu Virgen y pongo en sus manos
mi sueño argentino y mi tiempo de dar.
Todo: lo que pienso, lo que digo y hago,
tendrá el sello tuyo por gracia de Dios,
y como tu Virgen, Madre del Paiubre,
la celeste y blanca sobre el corazón.
Poema de Julián Zini
julian que dicionario propio has encontrado dentro de tu ser para darno esto de no olvidar,, realmente este resitado que encierra lo grande de aquella ciudad y muestra sin cotres toda la verdad ,, no te alejes padre diga lo demas seguro en silencio lo ande escuchar, aquel que no pierde su humide origen y ayudan aquello a saber la verdad,mil gracias y sumergido a los recuerdos con 18 años solia escuchar mientras recorria todos esos lugares me acompaño el silencio eso nada mas,pero no se borra la historia ni se la abandona siga padre dando consejo de paz ,,, con mis 52 años tengo el previlegio de leer , escuchar y sentirme un poco mas que argentino ,,,MARIO DESDE SAN JUSTO SANTA FE
ResponderEliminarhermoso tema -pero el que mas me gusta es avio del alma
ResponderEliminargenial lástima q no encuentro interpretaciones para escuchar FANTÁSTICO JULIÁN COMO TODA TU OBRA
ResponderEliminarPensar que a Los de Imaguare...los conocí en Mercedes Corrientes en 1980...cuando construiamos la primer central digitalizada regional. Después mí esposa los contrato para animar la cena de mis 35 años en mí casa de Villa Lanús.
ResponderEliminarEs una mierda
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